Viva el transfuguismo |
Después de las elecciones Presidenciales y en el preámbulo hacia la asunción de políticos, dentro de ese mar de nombres que aparecieron como candidatos, si nos ponemos a revisar su original formación política, salta a la vista una constante: casi el noventa por ciento de los candidatos se formaron en el PRI. Si no se hubiera dado el transfuguismo de manera masiva en las elecciones presidenciales de 1988, hoy no tendríamos el totalitarismo partidista del PRI, con el rostro de un pluralismo democrático partidista.
Puebla ha sido un excelente campo experimental para el transfuguismo político, particularmente en su primera versión como instrumento democratizador; en las elecciones de 1992, cuando el candidato a gobernador del PRI, Manuel Bartlett Díaz, acusaba a los infieles expriistas que emigraban a otros partidos políticos como “traidores”.
Quien se imaginaría que 20 años después Bartlett, andaría los caminos que severamente había cuestionado.
Y hablando de tránsfugas y traidores, el doctor en Historia y Estudios Regionales, Diego Martín Velázquez Caballero, nos regala una obra que será referente obligado para los estudiosos del poder político mexicano titulada Transfuguismo Político en la Mixteca Poblana. Es la migración partidista un acto de… ¿Convicción o conveniencia? Que a través de la editorial Popocatépetl, sale a la luz como un ejercicio editorial del ICI; la FDCS-BUAP y el PMA. Introduciendo al lector con una diferenciación que hace George Clemenceau quien anota: “un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro; mientras que un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro”.
Diego Velázquez, toma como coyuntura, el magnicidio sobre Luis Donaldo Colosio, siendo obligado a diferenciar la política como ciencia en tanto racionalización deontológica, teleológica y escatológica del poder.
Para alcanzar sus objetivos científicos, el autor se inscribe dentro de la corriente vitalista, cuya tradición humanista abrevó en su Alma Mater: la UPAEP.
El vitalismo permite la toma de conciencia en el ser humano como lo real de su existencia. Admitiendo que la misión del hombre en la tierra es acatar determinados designios para generar su trascendencia; es el instrumento para forjar un bien común. Así, se encuentra un sustento filosófico para otorgar al tránsfuga el reconocimiento que adquiere de sí mismo, para transformar el statu quo, para cambiar al mundo oponiéndose al estancamiento. Obra que llega en un momento importante para tener una visión refrescada de nuestro acontecer político, municipal, regional, estatal y nacional Plausible y oportuna la obra de Diego Velázquez.