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Transfuguismo político: la colonización priista de los partidos
13 diciembre, 2012
Sin Comentarios y Sin Reacciones
Xavier Rosas
@wachangel
El “tránsfuga” es un término que se atribuye en la política a aquellos representantes que, traicionando a sus compañeros de partido o apartándose del criterio fijado por la formación política que los ha impulsado, pactan con otras fuerzas para lograr sus fines políticos.
El término ha cobrado gran relevancia en México. Los casos de políticos que pertenecieron por varios años a una agrupación y después compitieron por un cargo bajo las siglas de otra son ya un fenómeno cotidiano. Héctor Alonso Granados, Rafael Moreno Valle Rosas, Víctor Hugo Islas, Javier Lozano Alarcón son sólo algunos de los ejemplos poblanos que, tras una militancia priista de varios años, ahora están en las filas de diferentes partidos políticos, e incluso han externado sus deseos por crear otros, más afines a sus ideales.
Un ejemplo del transfuguismo político, el diputado local Héctor Alonso pasó del PRI a Convergencia, y luego a Nueva Alianza
Foto: Es Imagen
Contrario a la idea de que el “transfuguismo” significaría una mayor democratización de los partidos, estos “en lugar de preservar su esencia fueron colonizados por la manera de hacer política del PRI”, explica el politólogo de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Diego Velásquez Caballero.
Entrevistado por Lado B, el autor de “Transfuguismo Político en la Mixteca Poblana. Es la migración partidista un acto de ¿convicción o conveniencia?”, relata algunos ejemplos de políticos del PRI que migraron a otros partidos para lograr sus fines, sin que ello significara un cambio en la forma de gobernar del Revolucionario Institucional (PRI) en esa región.
Tras diez años de investigación en la Mixteca poblana, Velásquez Caballero describe el escenario al que han estado sujetos los municipios de esta zona para entender el “transfuguismo”, y sus implicaciones en el escenario político del país.
¿Por qué estudiar el transfuguismo en la mixteca poblana?
–La obra surgió luego de que empezáramos a ver este fenómeno en la región. Estudiaba el doctorado en Estudios Regionales e inicialmente estaba investigando a la familia revolucionaria, a la élite del poder en México.
Pero cuando uno hace estudios regionales, tienes que ver la realidad con un microscopio. También las regiones tienen una vida que de no ser por muchos antropólogos e historiadores, se nos extravía a los mexicanos y es una vida muy interesante.
Empecé a comprobar esta vieja idea de que en los municipios de México sí se vive de manera más intensa la democracia que en los grandes centros urbanos. En los municipios con situaciones muy concretas: históricas, culturales, por faccionalismo, pues de pronto las competencias políticas son la madre de todas las batallas; o sea, entre los Pérez y los Martínez.
Empezamos a notar este fenómeno, hace ya un buen número de años, de que cuando el PRI empezó a hacer sus procesos internos, muchos de los candidatos perdían en procesos muy sucios, y ya no resistían la línea, el cacicazgo, y ya no llegaba el poder del gobernador, entonces empezaban a salirse, se iban a los partidos políticos de oposición.
Muchos de estos transfuguismos podemos decir que en un principio fueron ‘virtuosos’; pero después esa práctica que fue municipal, que fue de las comunidades, se extendió.
El libro trata de hablar de cómo empezó, de que en muchos municipios la transición en los años 90’s ni había empezado. En muchos municipios como en otros estados, el cacicazgo, el gobierno del PRI llevaba más de 70 años, y solamente a través del transfuguismo empezó a darse la alternancia, pero también de un transfuguismo que no cambiaba mucho las cosas.
Aunque en muchos municipios se haya dado alternancia, hayan gobernado casi todos los partidos políticos importantes, siguen gobernando como los del PRI. A mí el transfuguismo me permitió entender por qué el PRI nunca se fue, por qué la alternancia nunca fue, por qué el PRI siempre tuvo el poder político del país, y por qué los otros partidos políticos no conocen, no llegan o no tienen la estructura para gobernar a la mayor parte de los mexicanos.
En los municipios es una democracia muy parroquial, muy local, y es una política muy interesante. Es una política de facciones, pero también es una política tan cercana que la gente sabe, ‘premia y castiga’, dentro de esos nombres, a quien gobierna mal y a quien gobierna bien.
A lo mejor hay un poquito más de ética, aunque ahora ya está empezando a pasar. Si uno ve el Orfise (Órgano de Fiscalización Superior), ahí está toda la lista de personajes que han dejado a los municipios ‘sin calzones’. Pero todavía hay algunos relatos en el libro, de estos personajes que saben que se juegan el apellido, la honorabilidad de su linaje, de su familia, su posición para la posteridad.
Entonces muchas personas se salían del PRI porque ya no querían seguir robando, ya no querían que el municipio siguiera sumido en la pobreza. Nuestros municipios tienen un gran olvido, tienen un gran papel, pueden ayudar a la gobernabilidad.
De pronto este federalismo centralista habrá que replantearlo, porque municipios bien atendidos, que de verdad desarrollen las facultades constitucionales que les corresponden, contribuirían mucho a la gobernabilidad, ahí se haría más por la democracia.
Luego de 12 años en los que Acción Nacional (PAN) estuvo en Los Pinos, se dio un mayor transfuguismo de priistas que buscaban acomodo en otras agrupaciones políticas; ahora que retoma el poder el PRI, ¿el transfuguismo de los priistas terminará, hará que los tránsfugas regresen a su partido?
–El PRI es la estructura más grande de formación de cuadros que tenemos en México, pero también es una cultura. Entonces, este transfuguismo provocó que los otros partidos, en lugar de preservar su esencia, fuesen colonizados por la manera de hacer política del PRI.
El senador Javier Lozano pasó del PRI al PAN
Foto:EEF
Archivo
¿Cuál es la forma esencial que tiene el PRI de hacer política?, pues es el corporativismo, el clientelismo, el cacicazgo, y esta fórmula, en muchos tránsfugas puedes ver que finalmente se exportaron del PRI hacia el PAN, hacia el PRD, hacia el Verde Ecologista y otros partidos políticos.
Lamentablemente muchos de estos institutos que recibieron a los tránsfugas en muy pocos casos lograron influenciarlos con su ideología; es decir, no hubo verdaderos convertidos, hubo pragmáticos que se salieron del PRI por un estilo de hacer política y que llegaron a los otros partidos políticos y no cambiaron, hicieron lo mismo.
Ahora te vas a encontrar con muchos políticos de otros partidos diferentes al PRI, que son caciques, que quieren controlar toda la estructura del partido, que quieren imponer a todos los candidatos, que quieren trascender, que se apropian de los cuadros pensantes y dirigentes del partido.
Efectivamente, el problema que tiene el transfuguismo y que ayuda a explicar el regreso del Revolucionario Institucional, es que este PRI del que hablamos no se debilitó, sino que en el momento donde este PRI podía haber cambiado, podía haber visto una situación muy delicada de supervivencia, encontró una salida que le fue óptima, el justo óptimo. No, el PRI no va a desaparecer, el PRI se va a transmutar en los otros partidos políticos.
Hoy en día, la enorme crisis moral que tiene el PAN, una crisis muy delicada, es precisamente por haberse llenado de tránsfugas, por quererse parecer al PRI, por ser una mala copia del PRI, como decía Granados Chapa.
En el caso del PRD, bueno, por esta cultura pragmática, por esta cultura de negociación fáctica, en los momentos decisivos de este partido político abandonan las causas progresistas y de izquierda que tienen para reciclarlas. Hoy lo que el PRI hace es reciclar a estas estructuras.
No regresa el PRI con todas las causas a su favor. Es un PRI que tiene toda la estructura, tiene la cultura, pero ahora le toca el enorme trabajo de generar las creencias, generar los incentivos para que muchos de estos actores, particularmente los gobernadores, se sometan al presidente de la República.
Tienen que encontrar los incentivos para que muchos ex políticos, como Carlos Salinas de Gortari, se sometan al presidente. Tiene que encontrar la fórmula para que esta división de poderes, o este choque que ha existido entre Ejecutivo y Legislativo, no afecte a Enrique Peña Nieto.
Entonces la estructura y la cultura ahí están, pero tenemos un PRI que se encuentra en un situación de gobernabilidad muy semejante a la de los años 30’s, o por decir lo menos, muy parecida a la de Ernesto Zedillo Ponce de León, donde muchos de estos actores ya descubrieron que pueden ganar más en el juego de la ‘libre oferta y la demanda’.
Y esta cultura pragmática del PRI, así como fue muy eficiente en el Revolucionario Institucional, así puede ser muy eficiente para que un gobernador que tiene intereses diferentes a los de Peña Nieto, maneje la estructura en su Estado, en su feudo, y ponga a la clase política que él quiera, como ha ocurrido en muchos estados, donde muchos tránsfugas son señores feudales.
¿Dónde quedan los valores, los ideales de los partidos políticos?
–Mira, el político mexicano es un político muy pragmático, es un cacique. Los caciques no tienen ideología, ellos son intermediarios frente al poder. Precisamente el problema que tenemos en México es que porque no nacen las instituciones, porque no nace el Estado, los caciques se vuelven indispensables.
El regreso del PRI
Foto: Lado B
Y un cacique no tiene ideología, él lucha por su grupo, por su fracción, por su camarilla, o por su familia, territorio y ya. Un cacique no tiene idea de patria, no tiene idea de nación, no tiene idea de Estado ni de ciudadanía, y sus seguidores menos.
Hay autores como Hans Jürgen Puh o Waltman, que hablan de América Latina como estados anómicos, débiles, suplantados, estados que no han madurado, y por eso necesitan de estos intermediarios. Decía Martín Luis Guzmán ‘en la política mexicana el único verbo que se conjuga es madrugar’. Y tiene otra más interesante ‘en política nada se debe porque nada se da’. Esos son nuestros políticos.
Precisamente si la derecha se hubiera preocupado en estos 12 años en construir el Estado, por construir ciudadanía o las instituciones que México necesita, pues creo que la transición, la construcción del Estado hoy en día nos hubiera dado resultados políticos diferentes.
El cacique es un sujeto que no tiene valores, que piensa solamente en su territorio, en su tiempo. La crisis del Estado en América Latina es una crisis que pasa por discutir cuándo vamos a hacer a un lado a los caciques, a los poderes fácticos; porque si no hay valores desde dónde vamos a mirar la justicia, la igualdad, la ciudadanía si no existen.
¿Es viable acabar con los caciques?
–Sí, es viable. En algún momento han existido intentos. En el caso de México ese intento lo tuvo exitosamente o a medias el PRI, a partir del desarrollo del ‘partido de estado’.
Efectivamente se crea, si lo quieres ver así, un ‘partido enano’, un Estado que funciona ‘mas o menos’, un Estado que funciona en lo básico.
También tenemos la prueba en el sexenio de Calderón. Él es la persona que quizás se jugó la última carta que podían tener para que el Estado se desarrollara, que resultó un fracaso su política. Si hoy el Estado mexicano es débil, ha quedado ridiculizado, una de esas responsabilidades es del ex presidente Calderón.
Si no se reconstruye el Estado, que es diferente al gobierno, si no se reconstruyen esas instituciones que son de todos, que son esferas públicas porque nos representan, porque creemos míticamente que son de todos, si no lo hace Enrique Peña Nieto, va a tener que entrarle de nueva cuenta a esta cultura priista.
Y es muy eficiente, por eso el PRI creó una historia de bronce, un nacionalismo ramplón, una identidad revolucionaria llena de falacias, de mentiras, pero que ahí estuvo el intento.
En México no tenemos un sistema de partidos tripartita, tenemos un partido que sigue siendo dominante, que sigue siendo hegemónico y es una lástima que después de 12 años ni el PAN, ni el PRD tengan la estructura suficiente para competirle, para quitarle al PRI su territorio.
Foto: Xavier Rosas.
¿Cuál es el escenario para México con el retorno del PRI?
–Pues yo veo que Peña Nieto inicia con una situación muy parecida a la de Ernesto Zedillo, con una debilidad: el Estado. Es un presidente que está secuestrado por muchos poderes fácticos y ya vienen los cobros de facturas, vamos a ver un acoso de estos poderes fácticos.
No es un presidente fuerte, no estamos en la reconstrucción del régimen de la Revolución Mexicana; creo que le va a ser muy útil la estructura del PRI, le va a ser muy útil el grupo Atlacomulco, que es el grupo más poderosos que actualmente tiene México y que seguramente ahora va a reciclar muchas de las prácticas, de los personajes.
Es una gobernabilidad limitada la que vamos a tener. Es un presidente que debe de entender que su riesgo no son los universitarios, su peligro será saber qué va a hacer con Carlos Salinas de Gortari, saber cómo va a pagar las facturas con la iglesia, con los medios de comunicación y con otros personajes que lo apoyaron.
También hay que recordar que Peña Nieto no es masón, que estudió en una de las universidades más prestigiadas del Opus Dei en México, y bueno, esos serán los riesgos para la gobernabilidad. Habrá que entender que los problemas de gobernabilidad estarán dentro del PRI, no en la sociedad: ni hay guerrilleros, ni los universitarios serán los que pongan de cabeza al país.
La sociedad en México, en general, de no ser por los universitarios, es una sociedad pasiva, que aguanta mucho, que sólo vive su cotidianidad y que tendrá que buscar la forma muy mexicana de la supervivencia. Veo que lamentablemente la corrupción va a seguir extendiéndose.
Tiene el PRI una excelente oportunidad para construir la gobernabilidad en México, lamentablemente también tiene la oportunidad para reconstruir el autoritarismo, y pues algunos esperamos que dentro de este diálogo se incluyan a todas las voces que son necesarias incluir, y ojalá y los partidos políticos resuelvan sus crisis, porque si no le van a dejar el campo abierto al PRI.
Tags: cacique, destacado, diego velásquez caballero, Enrique Peña Nieto, PRI, reportaje, transfuguismo político
Tema: País
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Xavier Rosas
@wachangel
El “tránsfuga” es un término que se atribuye en la política a aquellos representantes que, traicionando a sus compañeros de partido o apartándose del criterio fijado por la formación política que los ha impulsado, pactan con otras fuerzas para lograr sus fines políticos.
El término ha cobrado gran relevancia en México. Los casos de políticos que pertenecieron por varios años a una agrupación y después compitieron por un cargo bajo las siglas de otra son ya un fenómeno cotidiano. Héctor Alonso Granados, Rafael Moreno Valle Rosas, Víctor Hugo Islas, Javier Lozano Alarcón son sólo algunos de los ejemplos poblanos que, tras una militancia priista de varios años, ahora están en las filas de diferentes partidos políticos, e incluso han externado sus deseos por crear otros, más afines a sus ideales.
Un ejemplo del transfuguismo político, el diputado local Héctor Alonso pasó del PRI a Convergencia, y luego a Nueva Alianza
Foto: Es Imagen
Contrario a la idea de que el “transfuguismo” significaría una mayor democratización de los partidos, estos “en lugar de preservar su esencia fueron colonizados por la manera de hacer política del PRI”, explica el politólogo de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Diego Velásquez Caballero.
Entrevistado por Lado B, el autor de “Transfuguismo Político en la Mixteca Poblana. Es la migración partidista un acto de ¿convicción o conveniencia?”, relata algunos ejemplos de políticos del PRI que migraron a otros partidos para lograr sus fines, sin que ello significara un cambio en la forma de gobernar del Revolucionario Institucional (PRI) en esa región.
Tras diez años de investigación en la Mixteca poblana, Velásquez Caballero describe el escenario al que han estado sujetos los municipios de esta zona para entender el “transfuguismo”, y sus implicaciones en el escenario político del país.
¿Por qué estudiar el transfuguismo en la mixteca poblana?
–La obra surgió luego de que empezáramos a ver este fenómeno en la región. Estudiaba el doctorado en Estudios Regionales e inicialmente estaba investigando a la familia revolucionaria, a la élite del poder en México.
Pero cuando uno hace estudios regionales, tienes que ver la realidad con un microscopio. También las regiones tienen una vida que de no ser por muchos antropólogos e historiadores, se nos extravía a los mexicanos y es una vida muy interesante.
Empecé a comprobar esta vieja idea de que en los municipios de México sí se vive de manera más intensa la democracia que en los grandes centros urbanos. En los municipios con situaciones muy concretas: históricas, culturales, por faccionalismo, pues de pronto las competencias políticas son la madre de todas las batallas; o sea, entre los Pérez y los Martínez.
Empezamos a notar este fenómeno, hace ya un buen número de años, de que cuando el PRI empezó a hacer sus procesos internos, muchos de los candidatos perdían en procesos muy sucios, y ya no resistían la línea, el cacicazgo, y ya no llegaba el poder del gobernador, entonces empezaban a salirse, se iban a los partidos políticos de oposición.
Muchos de estos transfuguismos podemos decir que en un principio fueron ‘virtuosos’; pero después esa práctica que fue municipal, que fue de las comunidades, se extendió.
El libro trata de hablar de cómo empezó, de que en muchos municipios la transición en los años 90’s ni había empezado. En muchos municipios como en otros estados, el cacicazgo, el gobierno del PRI llevaba más de 70 años, y solamente a través del transfuguismo empezó a darse la alternancia, pero también de un transfuguismo que no cambiaba mucho las cosas.
Aunque en muchos municipios se haya dado alternancia, hayan gobernado casi todos los partidos políticos importantes, siguen gobernando como los del PRI. A mí el transfuguismo me permitió entender por qué el PRI nunca se fue, por qué la alternancia nunca fue, por qué el PRI siempre tuvo el poder político del país, y por qué los otros partidos políticos no conocen, no llegan o no tienen la estructura para gobernar a la mayor parte de los mexicanos.
En los municipios es una democracia muy parroquial, muy local, y es una política muy interesante. Es una política de facciones, pero también es una política tan cercana que la gente sabe, ‘premia y castiga’, dentro de esos nombres, a quien gobierna mal y a quien gobierna bien.
A lo mejor hay un poquito más de ética, aunque ahora ya está empezando a pasar. Si uno ve el Orfise (Órgano de Fiscalización Superior), ahí está toda la lista de personajes que han dejado a los municipios ‘sin calzones’. Pero todavía hay algunos relatos en el libro, de estos personajes que saben que se juegan el apellido, la honorabilidad de su linaje, de su familia, su posición para la posteridad.
Entonces muchas personas se salían del PRI porque ya no querían seguir robando, ya no querían que el municipio siguiera sumido en la pobreza. Nuestros municipios tienen un gran olvido, tienen un gran papel, pueden ayudar a la gobernabilidad.
De pronto este federalismo centralista habrá que replantearlo, porque municipios bien atendidos, que de verdad desarrollen las facultades constitucionales que les corresponden, contribuirían mucho a la gobernabilidad, ahí se haría más por la democracia.
Luego de 12 años en los que Acción Nacional (PAN) estuvo en Los Pinos, se dio un mayor transfuguismo de priistas que buscaban acomodo en otras agrupaciones políticas; ahora que retoma el poder el PRI, ¿el transfuguismo de los priistas terminará, hará que los tránsfugas regresen a su partido?
–El PRI es la estructura más grande de formación de cuadros que tenemos en México, pero también es una cultura. Entonces, este transfuguismo provocó que los otros partidos, en lugar de preservar su esencia, fuesen colonizados por la manera de hacer política del PRI.
El senador Javier Lozano pasó del PRI al PAN
Foto:EEF
Archivo
¿Cuál es la forma esencial que tiene el PRI de hacer política?, pues es el corporativismo, el clientelismo, el cacicazgo, y esta fórmula, en muchos tránsfugas puedes ver que finalmente se exportaron del PRI hacia el PAN, hacia el PRD, hacia el Verde Ecologista y otros partidos políticos.
Lamentablemente muchos de estos institutos que recibieron a los tránsfugas en muy pocos casos lograron influenciarlos con su ideología; es decir, no hubo verdaderos convertidos, hubo pragmáticos que se salieron del PRI por un estilo de hacer política y que llegaron a los otros partidos políticos y no cambiaron, hicieron lo mismo.
Ahora te vas a encontrar con muchos políticos de otros partidos diferentes al PRI, que son caciques, que quieren controlar toda la estructura del partido, que quieren imponer a todos los candidatos, que quieren trascender, que se apropian de los cuadros pensantes y dirigentes del partido.
Efectivamente, el problema que tiene el transfuguismo y que ayuda a explicar el regreso del Revolucionario Institucional, es que este PRI del que hablamos no se debilitó, sino que en el momento donde este PRI podía haber cambiado, podía haber visto una situación muy delicada de supervivencia, encontró una salida que le fue óptima, el justo óptimo. No, el PRI no va a desaparecer, el PRI se va a transmutar en los otros partidos políticos.
Hoy en día, la enorme crisis moral que tiene el PAN, una crisis muy delicada, es precisamente por haberse llenado de tránsfugas, por quererse parecer al PRI, por ser una mala copia del PRI, como decía Granados Chapa.
En el caso del PRD, bueno, por esta cultura pragmática, por esta cultura de negociación fáctica, en los momentos decisivos de este partido político abandonan las causas progresistas y de izquierda que tienen para reciclarlas. Hoy lo que el PRI hace es reciclar a estas estructuras.
No regresa el PRI con todas las causas a su favor. Es un PRI que tiene toda la estructura, tiene la cultura, pero ahora le toca el enorme trabajo de generar las creencias, generar los incentivos para que muchos de estos actores, particularmente los gobernadores, se sometan al presidente de la República.
Tienen que encontrar los incentivos para que muchos ex políticos, como Carlos Salinas de Gortari, se sometan al presidente. Tiene que encontrar la fórmula para que esta división de poderes, o este choque que ha existido entre Ejecutivo y Legislativo, no afecte a Enrique Peña Nieto.
Entonces la estructura y la cultura ahí están, pero tenemos un PRI que se encuentra en un situación de gobernabilidad muy semejante a la de los años 30’s, o por decir lo menos, muy parecida a la de Ernesto Zedillo Ponce de León, donde muchos de estos actores ya descubrieron que pueden ganar más en el juego de la ‘libre oferta y la demanda’.
Y esta cultura pragmática del PRI, así como fue muy eficiente en el Revolucionario Institucional, así puede ser muy eficiente para que un gobernador que tiene intereses diferentes a los de Peña Nieto, maneje la estructura en su Estado, en su feudo, y ponga a la clase política que él quiera, como ha ocurrido en muchos estados, donde muchos tránsfugas son señores feudales.
¿Dónde quedan los valores, los ideales de los partidos políticos?
–Mira, el político mexicano es un político muy pragmático, es un cacique. Los caciques no tienen ideología, ellos son intermediarios frente al poder. Precisamente el problema que tenemos en México es que porque no nacen las instituciones, porque no nace el Estado, los caciques se vuelven indispensables.
El regreso del PRI
Foto: Lado B
Y un cacique no tiene ideología, él lucha por su grupo, por su fracción, por su camarilla, o por su familia, territorio y ya. Un cacique no tiene idea de patria, no tiene idea de nación, no tiene idea de Estado ni de ciudadanía, y sus seguidores menos.
Hay autores como Hans Jürgen Puh o Waltman, que hablan de América Latina como estados anómicos, débiles, suplantados, estados que no han madurado, y por eso necesitan de estos intermediarios. Decía Martín Luis Guzmán ‘en la política mexicana el único verbo que se conjuga es madrugar’. Y tiene otra más interesante ‘en política nada se debe porque nada se da’. Esos son nuestros políticos.
Precisamente si la derecha se hubiera preocupado en estos 12 años en construir el Estado, por construir ciudadanía o las instituciones que México necesita, pues creo que la transición, la construcción del Estado hoy en día nos hubiera dado resultados políticos diferentes.
El cacique es un sujeto que no tiene valores, que piensa solamente en su territorio, en su tiempo. La crisis del Estado en América Latina es una crisis que pasa por discutir cuándo vamos a hacer a un lado a los caciques, a los poderes fácticos; porque si no hay valores desde dónde vamos a mirar la justicia, la igualdad, la ciudadanía si no existen.
¿Es viable acabar con los caciques?
–Sí, es viable. En algún momento han existido intentos. En el caso de México ese intento lo tuvo exitosamente o a medias el PRI, a partir del desarrollo del ‘partido de estado’.
Efectivamente se crea, si lo quieres ver así, un ‘partido enano’, un Estado que funciona ‘mas o menos’, un Estado que funciona en lo básico.
También tenemos la prueba en el sexenio de Calderón. Él es la persona que quizás se jugó la última carta que podían tener para que el Estado se desarrollara, que resultó un fracaso su política. Si hoy el Estado mexicano es débil, ha quedado ridiculizado, una de esas responsabilidades es del ex presidente Calderón.
Si no se reconstruye el Estado, que es diferente al gobierno, si no se reconstruyen esas instituciones que son de todos, que son esferas públicas porque nos representan, porque creemos míticamente que son de todos, si no lo hace Enrique Peña Nieto, va a tener que entrarle de nueva cuenta a esta cultura priista.
Y es muy eficiente, por eso el PRI creó una historia de bronce, un nacionalismo ramplón, una identidad revolucionaria llena de falacias, de mentiras, pero que ahí estuvo el intento.
En México no tenemos un sistema de partidos tripartita, tenemos un partido que sigue siendo dominante, que sigue siendo hegemónico y es una lástima que después de 12 años ni el PAN, ni el PRD tengan la estructura suficiente para competirle, para quitarle al PRI su territorio.
Foto: Xavier Rosas.
¿Cuál es el escenario para México con el retorno del PRI?
–Pues yo veo que Peña Nieto inicia con una situación muy parecida a la de Ernesto Zedillo, con una debilidad: el Estado. Es un presidente que está secuestrado por muchos poderes fácticos y ya vienen los cobros de facturas, vamos a ver un acoso de estos poderes fácticos.
No es un presidente fuerte, no estamos en la reconstrucción del régimen de la Revolución Mexicana; creo que le va a ser muy útil la estructura del PRI, le va a ser muy útil el grupo Atlacomulco, que es el grupo más poderosos que actualmente tiene México y que seguramente ahora va a reciclar muchas de las prácticas, de los personajes.
Es una gobernabilidad limitada la que vamos a tener. Es un presidente que debe de entender que su riesgo no son los universitarios, su peligro será saber qué va a hacer con Carlos Salinas de Gortari, saber cómo va a pagar las facturas con la iglesia, con los medios de comunicación y con otros personajes que lo apoyaron.
También hay que recordar que Peña Nieto no es masón, que estudió en una de las universidades más prestigiadas del Opus Dei en México, y bueno, esos serán los riesgos para la gobernabilidad. Habrá que entender que los problemas de gobernabilidad estarán dentro del PRI, no en la sociedad: ni hay guerrilleros, ni los universitarios serán los que pongan de cabeza al país.
La sociedad en México, en general, de no ser por los universitarios, es una sociedad pasiva, que aguanta mucho, que sólo vive su cotidianidad y que tendrá que buscar la forma muy mexicana de la supervivencia. Veo que lamentablemente la corrupción va a seguir extendiéndose.
Tiene el PRI una excelente oportunidad para construir la gobernabilidad en México, lamentablemente también tiene la oportunidad para reconstruir el autoritarismo, y pues algunos esperamos que dentro de este diálogo se incluyan a todas las voces que son necesarias incluir, y ojalá y los partidos políticos resuelvan sus crisis, porque si no le van a dejar el campo abierto al PRI.
Tags: cacique, destacado, diego velásquez caballero, Enrique Peña Nieto, PRI, reportaje, transfuguismo político
Tema: País
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Los partidos no tienen cultura de la transparencia
Ignoran partidos la Ley de Transparencia
Proselitismo priísta en plena jornada electoral
Gali y Chedraui comparten asesor de marketing político Entrevista Lado B