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Siete
llaves al sepulcro del Cid
Diego
Martín Velázquez Caballero
La
emancipación de Cataluña podría ser uno de los eventos políticos
trascendentales de la historia política española en los últimos tiempos.
Catalizará, seguramente, el nuevo régimen político. La evolución hacia una
tercera república en España, constituiría un ejemplo sin precedentes para la
situación latinoamericana.
La
lucha por la independencia de Cataluña debe tornarse en una cruzada
antifascista. La hispanidad, como ideología, no es otra cosa que falangismo
vergonzante. Ni es española, ni es democrática, ni es cristiana. La hispanidad
es el mito de los bandidos. La hispanidad trata de evidenciar que Latinoamérica
y España tienen varios elementos en común; sin embargo, para los sectores más
radicales del conservadurismo, dicho elemento cultural debe transformarse en
hispanismo castizo y catolicidad intransigente.
Solange
Alberro señala circunstancias gastronómicas, sexuales, económicas, lúdicas,
culturales y de supervivencia en general, donde los españoles convivían
pacíficamente con indígenas, negros, judíos y musulmanes, olvidando su
condición natural, origen e identidad. Sin embargo, allí donde la integración
entre los españoles y las castas tomaba tintes cotidianos, la burocracia
eclesiástica era la más incisiva en fomentar las divisiones y segregaciones,
haciendo llamados al orden, la cristiandad y la hispanidad. Desde entonces se
pueden encontrar los elementos del pensamiento conservador que más tarde
caracterizarán a un sector de la
población en Hispanoamérica. Aun cuando la autora afirma que las castas
indígenas, mestizas y afroamericanas adoptaban también un comportamiento
españolizante, lo cierto es que, históricamente, existe una diferencia bien
marcada entre los caracteres latinoamericanos y españoles. Con todo, el texto
de Solange Alberro genera un indicador de la exclusión que guarda el sentido de
la hispanidad castiza y católica.
Aunque
Alberro procura exculpar de su racismo a los españoles, finalmente, no lo
consigue. Las prácticas castizas y puristas españolas siempre conciertan en
exaltarse y menospreciar otros hábitos locales; pero, hispánicos también. El
cosmopolitismo es aún bien distante de los hispanistas; en retórica, prácticas,
creencias y usos.
En
el México actual la segregación de grupos por razón de color de piel, de origen
y grado de mestizaje sigue dando cuenta de la estratificación social ¿Es el
hispanismo una idea que fomenta el racismo? No necesariamente; pero ha servido
como eje para la exclusión y el posicionamiento de ciertos personajes. En el
caso mexicano no ha acelerado la multiculturalidad, es excluyente y concede una
situación de privilegio a los criollos y peninsulares, como en la época
colonial. Hasta hoy puede apreciarse en México como uno de los peores
exclusivismos usado por la clase dominante.
La
derecha en América Latina trata de emular lo más puro español. La pasión
castiza del mundo ibérico legitimó el conservadurismo de las múltiples derechas
latinoamericanas. Retóricas como el nacionalismo católico, la preponderancia
del Norte Ibérico, la distinción entre la “España de los Toros” y la “España de
los Leones”, la “España de Abajo” y la “España de Arriba”; el fundamentalismo
de las sociedades jerárquicas y orgánicas, el corporativismo, cooperativismo y
mutualismo; la familia; y la subordinación de lo político a lo religioso,
constituyeron una antropología de lo español. Una hispanidad castiza que
sobredimensiona el siglo XVI ibérico, así como el pensamiento escolástico,
humanista, personalista y tradicionalista. Una España católica que persiste en
crear la alternativa Contrarreformista que cancele varias conquistas de la
modernidad (socialismo, liberalismo, capitalismo y democracia).
El
conservadurismo catalán, paradójicamente, fue uno de los que más asistió al
mito de la hispanidad. Personajes como Félix Sarda y Salvany contribuyeron a
desarrollar uno de los pensamientos políticos que tanto lastimaron y
malinterpretaron la realidad hispanoamericana. La Cataluña que reniega de
España es una prueba de que el nacionalismo católico ha caducado, que el
catolicismo integral intransigente constituye una amenaza para la evolución de
los pueblos.
El
excelso pensador Joaquín Costa hacía énfasis en la necesidad de la
secularización y la reforma social para que terminará el caciquismo y la
oligarquía en Iberoamérica. Ahora, como entonces, es necesario el mismo
remedio. Para salir de la Edad Media en Iberoamérica hay que sepultar la
hispanidad.
El
mundo occidental debe reconocer la independencia de Cataluña. La Iberoamérica
liberal y republicana tendría que hacer lo mismo; empero, se ha tornado
famélica su influencia política. En comparación con 1898, el contexto ha
retrocedido a un clerofascismo sin
precedentes. Los Estados latinoamericanos son eunucos controlados por la
Santa Sede y sus mafias levíticas.
Marcos
Roitman se pregunta por el futuro del impulso emancipador y la forma en que
puede ser aprovechado por la ultraderecha iberoamericana. Su análisis no se
equivoca. Dudar y contenerse frente a la independencia catalana sería la gran
oportunidad perdida de la historia. Como en el caso de Cuba, Puerto Rico y
Filipinas, en su momento, hay que apoyar este separatismo que constituye un
desarrollo del liberalismo iberoamericano, la ciudadanía y la secularización.
Si
la hispanidad dejara de ser pensada como una hipoteca por los grupos
casticistas y conservadores, podría emplearse como un regalo de riqueza
compartida, suficiente y generosa. Entonces sí, imborrable. Lo grave de no
reconocer esta condición implica el que ciertas actitudes fundamentalistas e
intolerantes se vayan desarrollando y se consideren legítimas, liberales e
incluso democráticas.
La
hispanidad no es el casticismo pero, los casticistas pretenden apropiarse de la
hispanidad. Américo Castro afirmaba que
España era judía, musulmana, cristiana y, también, indígena. El mérito de
España fue crear las condiciones para que estos elementos convergieran. La
hispanidad castiza debe dejar de ser la característica de una condición
retrógrada, reaccionaria y conservadora. Esta es una gran prioridad por
atender. Hay muchas maneras de ejercer la hispanidad. En el sur de los Estados
Unidos se está desarrollando una comunidad hispánica a la que se debe poner
mucha atención no sólo por el temor que provoca a Samuel Huntington y Donald
Trump, sino por la comunidad de vida, idioma y convencionalismos que están
desarrollando. Mexamérica puede ser el futuro de Iberoamérica.