El poder de la Sotana. De la Cristiada hasta nuestros días
Alejandro C. Manjarrez
Ed.
Cruman. Puebla, México. 2014
Diego Martín Velázquez Caballero
Fuente:replicamexico.blogspot.mx |
El intervencionismo norteamericano es una constante global
cuyos beneficios y maleficios son, la mayor parte de las veces, inexplicables.
La proximidad de México y Estados Unidos genera una ambigüedad e influencia
extraña. Jeffrey Davidow (2005), por ejemplo, se manifiesta confundido al tropezar
con el nacionalismo trillado de algunos mexicanos, piensa que no se ha sabido
aprovechar la cercanía de su país siempre dispuesto al abrigo de la democracia,
la libertad, la justicia y el mercado. Una parte de la historia nacional nos
dice que los norteamericanos siempre han actuado de manera arbitraria, violenta
y colonialista. Estudios formales como los de José Fuentes Mares, Josefina
Zoraida Vázquez, Lorenzo Meyer, James D. Cockcroft y Howard Zinn, por hacer un
recorrido elemental, confirman parcialmente esta creencia. Si el exembajador
estadounidense se acercara a estos autores, comprendería algunos de los hechos
que condicionan la desconfianza de los mexicanos hacia Estados Unidos. Y
todavía más, si se acercara a las novelas históricas comprendería que existe un
mito muy arraigado de las conspiraciones norteamericanas que originan el rencor
hacia su país.
Es verdad que la novela histórica tiene un efecto nocivo en
el aprendizaje correcto y sensato del acontecer humano. La imaginación,
enfoques holísticos y explicaciones simplificadoras, manejados
irresponsablemente, pueden causar daños inconmensurables en la mentalidad e
integridad física de las sociedades. No obstante, la historia requiere de esta
dialéctica, de la relación dialógica entre mito, leyenda y hecho, de tal manera
que las novelas y los escritos académicos sobre la historia siempre nos
muestren la obra, el escenario y los autores que ayuden a evaluar la actuación
humana. Si la historia tiene un sentido, seguramente es corregir y revisar el proceder
del hombre. El pasado siempre estará ahí para lanzar destellos que columbran el
futuro. Y, no obstante los yerros de las novelas, debe reconocerse que los
grandes escritores tienen licencia de hacer todo para lograr las felices
coincidencias de las que nos habla Gabriel Zaid. Esta es la bondad de la novela
histórica, cuyo género socializa los mitos, dudas y verdades en forma
significativa y polémica.
De las múltiples formas y eventos que ha tenido el
intervencionismo norteamericano en México, Alejandro C. Manjarrez (2014) retoma
las más significativas durante la presidencia del Gral. Plutarco Elías Calles y
construye una trama que evidencia la importancia de este período gubernamental
para la formación del sistema político mexicano.
El Gral. Plutarco Elías Calles desempeñó una complicada tarea
de conducción en un mar donde las tormentas eran cotidianas. Así pues, la
convergencia de la Cristiada, la sucesión presidencial, los intereses
norteamericanos sobre el petróleo mexicano y las conjuras en el ejército
nacional, se mantienen en el eje del espionaje haciendo que el lector no
pierda, en ningún momento, el interés por la secuencia de los hechos y la
evolución de la política en el país. Los primeros gobiernos revolucionarios
permanecieron bajo una línea de fuego cuyos orígenes aún resulta difícil
encontrar. La novela es un mapa donde se rastrean, placenteramente, a los
héroes y villanos.
La interpretación que hace Alejandro C. Manjarrez permite la
aproximación a personajes de los que sólo se escuchan ecos; pero, cuya
participación y apoyo fue fundamental para el desenlace de ciertos eventos. El
Gral. Joaquín Amaro (Loyo, 2004) y el Gral. José Álvarez y Álvarez han sido
omitidos y aún repudiados por la literatura cristera y cardenista de la
posteridad. Luis Rivera del Val, Pascual Ortíz Rubio y Martín Luis Guzmán,
pueden ser referencias sobre el rol que se atribuyó a esos personajes. Sin
embargo, la novela de Manjarrez expone como el callismo, indudablemente cruel,
actúa en función de un nacionalismo que permitiría salvaguardar la soberanía
del país. El General Plutarco Elías Calles quiso evitar, para sí, el desenlace
que tuvo Porfirio Díaz, Francisco I. Madero o Venustiano Carranza, y –de
acuerdo a Manjarrez- tuvo que actuar , incluso más allá de los convenios que
Benito Juárez y los liberales, llevaron a cabo en sus relaciones con Estados
Unidos. Calles obedeció los intereses geopolíticos norteamericanos; pero,
también se confrontó con ellos. Pasó de la colaboración a la franca
animadversión por las ambivalencias diplomáticas y, quizá entonces, sólo por un
momento, pensó en el valor que tenían hombres como Francisco Villa.
El autor narra la forma en que los intereses extranjeros
coinciden para atacar México. Estados Unidos y el Estado Vaticano convergen
para suspender la Constitución de 1917 disponiendo cualquier acción para
cumplir su objetivo. Frente al conflicto, sólo un gobierno fuerte puede evitar
el desastre. A eso dispuso, el Gral. Calles, las acciones de su persona y colaboradores.
Al mismo tiempo que Alejandro C. Manjarrez, surge una novela
cuyo guión es completamente antagónico. En ella, Leopoldo Mendivil López (2014)
expone la forma en que la abundancia del petróleo mexicano atrae la conjunción
de los intereses oligárquicos internacionales que, igualmente, usan la
diplomacia y la conspiración para apoderarse de esta riqueza natural. En su
obra, es la Masonería, los Rockefeller y la elite financiera de Estados Unidos
quienes se apoderan del gobierno mexicano y, además del despojo cometido a la
sociedad, pretenden acabar con la religión católica. Mendivil retoma los mitos
históricos más característicos del catolicismo integral intransigente nacional
y los modela en su ficción. Destaca en su trabajo, un ataque frontal al
callismo, exhibiéndolo como agente de la masonería internacional y tiránico,
así como una recapitulación del vasconcelismo esencial: humanista, nacionalista
y filonazi.
En un contexto de reformas estructurales donde, además del
petróleo, un gobierno priista contrarrevolucionario y confesional se encuentra
externalizando el agua, el sol, la tierra y el aire, estas novelas vienen a
mostrar la importancia geopolítica que tiene un país como México frente al
extractivismo y la necesidad de conformar un sistema político democrático y
liberal para proteger nuestros recursos. Alejandro C. Manjarrez y Leopoldo
Mendivil, politizan para que se observe la urgencia de hacer algo por el país. En
esencia, sus trabajos invitan a establecer las obligaciones que nos
corresponden como sociedad. Su discusión sobre el pasado nos puede ayudar a
conjurarlo y entender lo que tiene que hacerse.
La crisis energética y del medio ambiente provoca que las
naciones hegemónicas sean, cada vez, más agresivas y beligerantes. Los países emergentes, como
México, deben consolidar sus democracias para negociar multilateralmente su
posición y resguardar su independencia. La fuerza del autoritarismo genera
respeto en el concierto internacional; empero, la democracia contiene un poder
simbólico que genera civilización y
humanidad. Sólo un México democrático sorteará escenarios tan terribles como
los que la literatura referida dibuja.
Bibliografía
Loyo Camacho Martha Beatriz (2004) Joaquín Amaro y el proceso
de institucionalización del Ejército Mexicano 1917-1931. Ed.
UNAM/FCE/INEHRM/Archivo Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca. México
Davidow Jeffrey (2005) El oso y el puercoespín. Ed.
Grijalbo/Mondadori. México
Mendivil
López Leopoldo (2014) Secreto 1929. La Consumación. Ed. Debolsillo. México.